UNA MASCARA MUY PESADA

viernes, 30 de abril de 2010

ALEGRÍA Y DOLOR....



Van de la mano, son inseparables el uno del otro.




Río y siento que el mal me deja un instante




No obstante busco el mal de nuevo, necesito pecar para ser salvado, necesito sufrir para saberme alegre.




Abrazame! e ignorame!




Cierro los ojos, besos y caricias.




Despierto, solo hay café y caras extrañas a mi alrrededor.




Escaleras de mármol, diálogos vacíos o pantanos de ideas. Musgo llamado creatividad.




Cierro los ojos, hacemos el amor, arde TROYA, dama del fuego, ardo en tus brazos.




Despierto, diluvio de papeles, cena estravagante, cual circo de vanidades absolutas, absurdas.




Suspiro mientras camino sobre la infinita piedra moderna, rodeado de animales de hierro y latigos de cobre. Restos de un paraíso pavimentado se me acercan, piden mi ayuda.




¿Seré yo el único loco que los ve? ¿ Por eso me encierran?




¿Quien les dio el derecho de negarme lo sublime, mi oscuridad contenida en un frasco de hojalata?




Encerrado en esta celda sin barrotes, muero lentamente. Pierdo noción de tiempo y espacio. Duele en el alma este vacío sin fin.




Cierro los ojos y te derramas sobre mis hombros, recorro con mi mano tu espalda, mientras abres tu blusa y dejas ver tu piel de fuego y seda.




Gemidos que rompen el silencio en medio de la tormenta. Tu respirar que hace hervir el aire a tu alrrededor.




Abro mis ojos, el transporte de los condenados. El paraíso perdido, destino del cual debo escapar.




No soy de nadie sino solo de ti, mi dolor y mi alegría. Tenerte y perderte son las fuerzas que me mantienen vivo en este mundo al cual no pertenezco, al cual tu jamás pertenecerás por cual etérea que eres.




Hablo solo y sonrrío. Solo yo te puedo ver.




Que el mundo me condene a morir en el hoguera, que bella muerte.




Quizás las llamas me den la alegría de sentirme hasta el ultimo instante de mi corpóreo existir.

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